Hay algunas reglas simples a seguir para mantener la ropa blanca brillante y limpia. Y, si se vuelven un poco opacos, grises o amarillentos, puede restaurar el brillo de la ropa blanca lavable con algunas técnicas simples.

Con qué frecuencia limpiar la ropa blanca

Dado que son propensos a la decoloración, los blancos deben lavarse después de cada uso y no deben mezclarse con colores más oscuros en la lavadora. El blanqueador con cloro puede ser útil, pero no es la única respuesta para limpiar la ropa blanca. Hay varias otras técnicas para probar.

Blancos separados

El primer paso para mantener la ropa blanca blanca es clasificar la ropa sucia con cuidado. Lavar por separado evitará que el color se destiña y se transfiera de la ropa de color, lo que deja la tela blanca sin brillo.

Evita la sobrecarga

Llenar la lavadora hasta el borde con ropa es tentador, pero no obtendrás los resultados más limpios. Cuando la lavadora está sobrecargada, no hay suficiente espacio entre los elementos para que el agua elimine la suciedad y vuelve a depositar la suciedad en las telas, dejándolas sin brillo.

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Trata las manchas de inmediato

Sigue las pautas de eliminación de manchas para diferentes tipos de telas y manchas. El blanqueador con cloro puede blanquear, pero puede dañar las telas si se usa en exceso.

Un blanqueador a base de oxígeno (como OxiClean, el abrillantador de oxígeno totalmente natural de Nellie u OXO Brite) suele ser más seguro y se puede aplicar a todas las telas lavables, excepto la lana y la seda.

Comprueba la ropa

Revisa las prendas una por una antes de colocarlas en la secadora. Si quedan manchas, retírelas y lávelas de nuevo. Nunca seque una prenda a fuego alto que aún tenga una mancha porque puede volverse permanente.

Secar a temperatura baja

Secar las telas blancas al aire libre puede marcar una gran diferencia en su brillo. Los rayos ultravioleta del sol ayudarán a refrescar y blanquear. Si no es posible secar al aire libre, seca las prendas con una secadora a una temperatura más baja.

Retira la ropa de la secadora mientras esté ligeramente húmeda y séquela al aire en una rejilla de secado. Ten cuidado de no secar demasiado, ya que el calor excesivo puede hacer que las manchas y el suelo residual se pongan amarillos.

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